La lucha contra el narcotráfico en Santa Fe

Abriendo el paraguas

Desde hace décadas en el Gran Rosario comenzaron a organizarse bandas criminales familiares. Estas sociedades delictivas concentraron sus economías en la producción, tráfico y venta de drogas -en principal la marihuana, la cocaína y sus derivados-. Entre ellas están Los Monos, los Ungaro, los Caminos, Los Cavernícolas, La Banda de la Crema, los Funes y decenas más. Aquí una breve crítica a la lucha contra el narcotráfico en Santa Fe.

La provincia de Santa Fe ha sido protagonista -tanto a nivel local como nacional- por noticias referidas a las organizaciones criminales. Estas organizaciones, financiadas por el narcotráfico, le crearon un gran dolor de cabeza a todos los gobernantes de Santa Fe. A partir de la muerte del “Pájaro” Cantero -líder de Los Monos-, Rosario se convirtió en el foco de atención de todos.

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Para resolver un problema el primer paso es definirlo. ¿Cuál es el problema en Santa Fe? ¿Los narcos, la narcoviolencia, el flujo de dinero, el poder de las organizaciones? Debemos ser realistas, el gobierno provincial -aún en conjunto con el gobierno nacional- carece de recursos para exterminar el mundo criminal, ningún país lo ha logrado. Sin embargo, hay naciones que supieron “moldear” a los criminales para brindarle seguridad a sus ciudadanos, fortalecer sus instituciones y mantener, en cierta medida, el orden. De aquí nació la definición “tenemos buenos delincuentes y malos delincuentes” porque aún en el país ideal los criminales existen.

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Desde hace años, el gobierno provincial ha desatado la guerra contra el narcotráfico. En este informe quiero demostrar que el método llevado a cabo no soluciona el conflicto en sí y termina agravándolo, en algunos casos.

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Es cierto que cuando uno menciona “guerra contra los narcos” nos imaginamos situaciones al estilo México, en Santa Fe no es así. Sí hay un combate que es distinto y esto es porque las organizaciones criminales que operan en Santa Fe carecen de la capacidad de organización, de la logística, pero por sobre todas las cosas, del mercado que tienen los cárteles mexicanos o colombianos.

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En Santa Fe no se supo, no se pudo o no se quiso, ponerles límites a las organizaciones criminales. Se optó por lanzar una campaña -que desde ahora en más llamaré- “a la mexicana” donde se persiguió y utilizó mediáticamente, judicialmente y políticamente a una banda criminal, como por ejemplo a “Los Monos” en su momento. En México, vimos cómo el Estado se concentró en “El Chapo” Guzmán, como si el narcotráfico empezara y terminara en una sola banda, por más grande que sea, para darle una utilización y demostrar que se está luchando contra los narcos. 

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Se trabajó, contra el narcotráfico, con un modus operandi “a la mexicana”. Trataron de terminar con los cabecillas de Los Monos y lograr descentralizar el poder de la organización. Como consecuencia, se desató un enfrentamiento entre otras bandas rosarinas para “absorber” ese imperio que perdieron Los Monos. En definitiva, fue peor el remedio que la enfermedad.


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