El fin: la bala o la piedra

En este humilde trabajo tuve que chocar con la realidad que el fin de un narco está escrito en una bala, mientras el de un ciudadano común en un accidente fatal, una enfermedad o hasta en un hecho de inseguridad -ya sea robo o tener la mala suerte de estar en el medio de una balacera de narcos-. Hay dos Estados, dos códigos, que funcionan dentro del mismo sistema y se retroalimentan.

También le puede interesar: Los culpables del narcotráfico

La actual estrategia de combate no sirve, lo vemos en los números. Perseguir y encarcelar a los cabecillas de las bandas tiene el resultado de descentralizar la organización -se crean bandas ligadas a la original y una guerra por el territorio perdido- y que las cosas siguen como estaban, porque los capos de las mafias están con celulares comiendo asados en el penal.

Encontré una lastimosa utilización política de este combate. Hay políticos que sacan rédito para alimentar campañas electorales vacías, ganan gracias a la confianza de los ciudadanos y terminan siendo engañados. Empapelaron Santa Fe con el lema de “orden”.

También le puede interesar: La violencia en Santa Fe

No obtuve muchas respuestas favorables sobre la evolución, el cambio, del enfoque. Todos sabemos que el narcotráfico existe pero nadie se ensucia las manos.

El circo alrededor de las drogas no hará otra cosa que favorecer al avance de las bandas criminales y, como consecuencia, a la destrucción de las instituciones. El problema es grave porque podemos llegar a ser un “narcoestado” donde las bandas controlan todas las esferas del poder.

Es totalmente positivo chocar contra una piedra, porque aprendemos. Ese es el punto optimista, si chocamos cinco veces quizás nos daremos cuenta que no es el camino. Pero tampoco sé cuál es la solución acertada, no tengo respuesta a eso porque donde las busqué no las conseguí.

También le puede interesar: La injerencia del narcotráfico en el Estado

¿Nadie se preguntó qué pasaría si los narcos no tuvieran poder económico? No conseguirían armas, ni pagarían a chicos para que disparen o maten. Tampoco corromperían a policías, ni solventarían campañas de políticos. No tendrían el control de la inseguridad.

La policía es otro eslabón de la cadena, es partícipe necesario para el bien y el para el mal. ¿Cuál es el objetivo de la policía? Ni ellos saben, tienen tareas muy desorganizadas pero el sistema funciona porque quienes están en el mando no se les cae un pelo. Debemos recobrar la definición de orden y prevención del delito.

También le puede interesar: La heurística y mirar un poco afuera

El objetivo es atacar al flujo de dinero o cortarles el chorro, como se dice vulgarmente. No estaría mal que al legalizar la marihuana se le imponga un impuesto considerable que ayude a crear un sistema de asistencia al consumidor. Realmente el dinero que se recaudaría es inimaginable y el ahorrado menos aún.

La sociedad debe estar preparada para estos cambios. Si fallamos,volveremos atrás, pero por lo menos supimos y tuvimos el valor de ver con otros ojos el problema, una capacidad que en la clase política de nuestro país no se observa.


Comentarios

Entradas populares de este blog

La privatización de los DDHH: el refugio de Milagro Sala

Placenzotti de sables y platillos

La (in)gestión de ridiculeces