Milagro Sala: la teoría de la moneda.

Desde mi visión, defino “teoría de la moneda” a todo caso que sufre una fracción que divide -valga la redundancia- en dos posiciones especulares, como la corrupción. Reduciendo en Argentina, todos sostienen (-emos) que la corrupción existe, pero hay quienes creen que es sólo un sector -sea este Kirchner o Macri, por ejemplo- y el otro es inocente o viceversa, mientras en la práctica todos los gobiernos “padecieron” casos de corrupción. Por lo tanto, es como una moneda donde cada cara de ella tiene un color distinto, pero en definitiva ambos forman, o formaron, parte de la moneda o del sistema, en este caso.

Cuando en los medios se dispara un caso de corrupción, suscita la teoría de la moneda. Cada uno, conforme a sus convicciones, elige creer o no. Esto sucede con Milagro Sala, donde la corrupción fue real, pero hay quienes desconfían de ello y quieren sembrar la idea de operación política o persecución. A juzgar por quien lo mire, si la Corte Suprema se nombra en contra o a favor de Milagro será por una cuestión de presiones y no por el proceso que se llevó a cabo. De hecho, según una encuesta reciente de Isonomía y Abogados de Pie, casi ocho de cada diez argentinos no confían en la Justicia.

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Milagro Sala es un personaje polémico de Jujuy, con un gran poder de decisión durante el kirchnerismo y un caudal de fondos a niveles gigantescos. Según la diputada jujeña, Gabriela Burgos, Milagro es una persona que “realizó cosas que no le correspondían con una violencia sin límites”. Ella fue la lideresa de la organización Tupac Amaru (en adelante T. A.).

El primer gobernador jujeño en sufrir los atropellos y la arrogancia de Milagro Sala fue el peronista Eduardo Fellner, por ejemplo, cuando la organización T. A. incendió la Casa de Gobierno de Jujuy (2007). A su vez, Milagro Sala logró descuartizar el Instituto de Vivienda y Urbanismo de Jujuy (IVUJ), logrando ese estado paralelo entre Nación-Sala. La diputada Burgos me detalló que “el IVUJ era el encargado de recibir los fondos de Nación para ejecutar las obras como construcción de viviendas, hasta que se convirtió en un banco de Sala donde su organización recibía dineros a través de cooperativas fantasmas”.  Milagro Sala obtuvo el poder y la Nación el control, cabe destacar que muchas de las obras por las cuales cobraban nunca se realizaron.

El gran enigma es por qué el Estado nacional comenzó a darle mucha importancia -léase poder económico- a Milagro Sala. Ante esto, la senadora jujeña Silvia del Rosario Giacoppo se limitó a responderme que “Fellner era muy amigo de Néstor Kirchner”. Justamente esto lo que siempre destacó a la forma de ejercer el poder de Cristina Fernández. Si le eras leal a Néstor, pero no a ella, Cristina era capaz de crearte una revuelta con tal de que su objetivo pierda poder. Aunque no es sólo eso, gracias a Milagro Sala, la T. A. ha llenado decenas de colectivos con personas a participar de movilizaciones filokirchneristas, ya sean en CABA o cualquier otra parte. Estas personas debían acatar la orden porque era una de las obligaciones que tenían por vivir en las casas construidas por la T. A.

El caso Milagro Sala es un gran problema y una solución, para el Gobierno de Alberto Fernández. Es una realidad que el presidente Fernández es muy influenciado por las encuestas y como he señalado anteriormente, una gran parte de los argentinos no cree en la Justicia. A su vez, un grupo ultrakirchnerista pide el indulto presidencial para Milagro Sala mientras el ex juez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni, solicitó crear una ley de amnistía.  Sólo queda por ver si es el momento propicio para el Gobierno. Frente a mi consulta sobre este punto, la senadora Giacoppo exclamó que el indulto, en el caso Sala, “es una exposición grave que afecta a las instituciones, sobre todo a la Justicia”, continuó diciendo que “Milagro Sala no es una presa política, es una corrupta presa”.

¿Cuál es la estrategia del Gobierno en este caso? Aprovecharlo al máximo para impulsar una reforma judicial o estirarlo en el tiempo hasta que pierda relevancia mediática. Hay que tener en cuenta que es un año de elecciones parlamentarias, por lo tanto, Alberto Fernández pretende mantener los votos ultrakirchneristas y quizás ganar algunos de la oposición. Si bien la corrupción es un tema que afecta al electorado, no tiene tanta influencia como la economía. Sin embargo, esto no quita que un avance contra la Justicia desde el PEN no afecte a la sociedad.

El silencio de Milagro Sala tiene un costo muy alto pero su liberación también.


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