La parafernalia del Gobierno contra el campo
Desde el Gobierno Nacional se ha escuchado incesantemente que el campo es el enemigo de la mesa de los argentinos. ¿Realmente, quién gana con el campo?
Según FADA, la participación del Estado en la renta agrícola, en diciembre del 2020, es del 59,2% (media nacional), esto quiere decir que cada 100$ de renta por hectárea agrícola, casi $60 representan los impuestos nacionales, provinciales y municipales. En Santa Fe, el índice promedio es de 58,4$, no muy lejos de la media nacional. La participación tributaria se discrimina por los distintos cultivos. En Santa Fe, para la soja es del 62,8%, para el maíz 47,3%, trigo 53,6% y girasol 49,3%.
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De estos impuestos, dados por el sector agropecuario, el 60,9% representan “Impuestos Nacionales no coparticipables”, es decir, que gracias a los DEX (derechos de exportación o retenciones), créditos y débitos bancarios, el Estado Nacional se queda con 36$ por hectárea agrícola. Este impuesto, como aclara su nombre, no es coparticipable con las provincias y se destina a las arcas del Estado. Se estima que desde el 2001 hasta el 2020, el sector agropecuario aportó al Estado más de 170.000 millones de dólares.
Pues la gran duda es qué se hace con ese ingreso. Estos impuestos no coparticipables son utilizados para solventar los gastos que tiene el Estado y así poder sostener las políticas que llevan a cabo. Se desconoce específicamente qué fin tienen los impuestos -exceptuando las importaciones- quitados al sector agropecuario, pero sí se sabe a dónde no: al campo.
Como desde hace tiempo, el productor agropecuario debe manejarse por sí solo y contar con los recursos que tiene al alcance. De hecho, muchos de los descendientes de productores actualmente son profesionales relacionados con el mundo agro, ya sean estos ingenieros agrónomos o veterinarios. De esta manera, los productores se ayudan entre ellos, sin contar con el compromiso del Estado mismo.
Alberto Fernández, el 7 de febrero, dictaminó que “si el campo no entiende, voy a subir las retenciones y establecer cupos a la exportación”. Además, aseguró que “el productor de carne tiene la posibilidad de vendérsela al carnicero o vendérsela a China a un precio enorme”. Utilizó el relato de la mejor manera.
El productor agropecuario, se dedica sólo a producir, vender, sembrar e invertir, no a transformar precios como explicó el Presidente. De hecho, el campo es el primer eslabón de la cadena, poco y nada tiene que ver con la influencia del precio final que le llega al consumidor. Justamente los precios aumentan en relación con la inflación núcleo que no mide la inflación oficial, el productor -siendo generoso con el Gobierno- sólo representa el 25% del precio de góndola.
El mensaje de Alberto Fernández, sonó de “mal gusto y en tono amenazante” para las entidades rurales consultadas por quien le escribe. Las mismas, aseguraron que el Presidente debe ser una figura que llame al diálogo y no al enfrentamiento. Desestiman la creencia sostenida del Gobierno que el «campo» no es más que un grupo de oligarcas, haciendo referencia a que no existen terratenientes, ya que entre el 60 y 70% de los campos en Santa Fe, por ejemplo, son explotaciones no mayores a 500 hectáreas. Vale la pena aclarar que tener hectáreas no asegura ser un magnate, no son lo mismo 100 hectáreas en el sur de la provincia, que en el norte.
El Gobierno ha subido al ring, nuevamente, al campo como contrincante. En pleno año electoral parlamentario, el Presidente comienza a vapulear al sector agro. Las entidades rurales desean que el desenlace sea lo menos catastrófico, no buscan para nada una “125 2.0” o “126” como se empieza a rumorear. “El campo no está para pelear, sólo para trabajar” confesó Hugo Iturraspe, vicepresidente Sociedad Rural Santa Fe.
Es totalmente peligroso, que el Presidente en nombre de “la mesa de los argentinos” espere quitarle más al sector agropecuario. Lo más predecible, es que Alberto Fernández está esperando que el sector liquide a mansalva para no quedarse sin dólares en el Tesoro y amenaza, con estos mensajes para nada esperanzadores, para poner al campo en una situación límite.
La reunión de Alberto Fernández y la Mesa de Enlace de Entidades Agropecuarias, llevó calma al sector agro. Según Luis Basterra -Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca-, el Presidente no quiere utilizar las restricciones como método de persuasión y prefiere un acuerdo mutuo, algo que en la práctica no se estaría llevando a cabo. La ambivalencia tiene costos grandes.
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