Medios: ¿bufones del rey o fiscales del pueblo?

En las escuelas de periodismo se define, efervescentemente, que la labor del periodista es como ser un “fiscal del pueblo”. Algo similar a un Robin Hood que se escabulle entre la oscuridad de la política para denunciar las irregularidades de nuestros gobernantes. Pero cuando los medios de comunicación son hijos pródigos del gobierno, la regla se cae de madura.

Si bien el tema a tratar abarca hasta el ámbito internacional, sólo me quiero enfocar en una ciudad relativamente pequeña, cercana a Santa Fe: San Carlos Centro.

En esta ciudad, ocurrió un hecho que paralizó a una considerable cantidad de ciudadanos: Jorge Placenzotti, ex intendente y padre del actual, agredió físicamente a un niño de diez años. Frente al hecho, ningún medio local de San Carlos Centro publicó algo al respecto, teniendo en cuenta que es una ciudad donde no ocurren hechos graves. Los dos medios más grandes, a nivel local, no pusieron nada. En absoluto. Se callaron ante las migajas del «rey». 

¿Dónde quedó la definición de “fiscal del pueblo”? Estos medios, no tienen la “suerte” de llenar sus portales con policiales como El Litoral en Santa Fe o La Capital en Rosario. Todo muy por el contrario, se tienen que conformar con lo que sucede a nivel local. Por ende me pregunto, cómo un hecho de esta magnitud pudo pasar por desapercibida.

Seguramente quienes formen parte del medio buscarán justificarse con la vulnerabilidad económica. Es decir, como en San Carlos Centro los medios no pueden sostenerse, son respaldados financieramente por la Municipalidad. ¿Pero de qué le sirve a uno, como periodista, ser lacayo de quienes gobiernan? No es culpa de la situación económica, justamente son los medios quienes deberían transformarse y no lo hacen, pues, por lo menos en Argentina, en todos lados funciona así. 

Cuanto más chico es un municipio, más fácil se le hace a un gobernante controlarlo a su antojo. Ni hablar cuando éste cuenta con un buen manejo de las cuentas corrientes públicas. Pero más fácil es cuando no hay quien lo critique incesantemente, como un medio de comunicación. Ya sea porque es un medio oficialista o porque recibe «aportes» municipales. 

Los ciudadanos, como trabajadores municipales, deben tocarle la puerta a medios de otras localidades que no cuentan con el mismo alcance local que los medios sancarlinos. De esta manera, patrones de estancia, barones y señores feudales se eternizan en el poder, porque justamente es el periodismo quien hace eco las voces de los ciudadanos y esto, en San Carlos Centro -como en tantos lugares más- no sucede.

Lo que sucede en estas sociedades no es periodismo militante que si bien es un agravio para la labor periodística, uno -como consumidor de noticias- elige qué portal leer. Esto directamente es publicidad oficial, son palomas mensajeras modernas gracias a las redes sociales como Facebook o Twitter.

Esto no es un insulto a estos medios, simplemente es un llamado de atención de quien opta por un periodismo independiente, lo que soñaron y sueñan quienes admiramos una democracia real.

La pandemia del coronavirus afectó también a la existencia de la democracia. Que un gobierno, elegido por voto popular, tenga la facultad de decidir, sobre nuestras vidas, sin que nadie le ponga límites puede ser un suicidio. Traigo con esto, como ejemplo, el caso de Formosa y Gildo Insfrán.

No es sano, para la democracia, que un medio de comunicación sea complaciente con quien se siente en el trono. Remarco: es más grave que la grieta y el periodismo militante.

No hay democracia, si no hay periodismo independiente. Es una realidad. No es una casualidad que cuando nace una dictadura, el poder ataca los periódicos. No hay justificativos para censurar. Es una visión sesgada, errática, creer que el periodismo es para la oligarquía, como decía el Che.

¿Se transformarán los medios o serán obsecuentes, como lo vienen haciendo? Pero más profundo aún, ¿los periodistas se seguirán prestando a la obediencia debida? Es el periodista el que debe alzar la voz de los ciudadanos y esto sucede a nivel municipal, provincial, nacional e internacional -si se quiere-. 


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