Larreta, ¿estadista o afortunado?

El Jefe de Gobierno de CABA es un puesto muy importante electoralmente, no sólo por lo que representa en votos -más de siete puntos- sino por la visibilidad que genera el puesto en sí frente al electorado. Hay que reconocer que es muy fácil, respecto a otros municipios, manejar una ciudad donde cierran los números. Recuerde que el 80% de la recaudación de la Ciudad de Buenos Aires son por impuestos locales. Actualmente, como sabemos todos, Horacio Rodríguez Larreta es el Jefe de Gobierno de CABA desde el 2015 con Diego Santilli como Vicejefe.

Rodríguez Larreta es uno de los políticos que mejor mide, de hecho más que el Presidente. Las cualidades de Larreta son dos: poder sentarse a hablar con quien quisiese y capitalizar, en votos, todo ataque hacia él. Es muy difícil defenestrarlo y que a su vez afecte a su imagen, más allá de su capacidad también depende de quién realiza la crítica y sobre qué, para lograr que le afecte.

Voy a mencionar las veces que el Gobierno Nacional lo puso en primera tapa de los diarios. En el trío de la cuarentena, la quita de coparticipación y el velorio de Maradona. En las tres ocasiones, el único beneficiado -dicho de otra manera, “no perjudicado”- fue Horacio y no porque sea un erudito, sino por las fallas reiteradas del gobierno nacional.

No es únicamente su imagen, en su equipo tiene dos ministros que pisan muy fuerte y sus ecos se reproducen en todos los medios: Fernán Quirós y Soledad Acuña.

El primer ministro, Fernán Quirós, es el de Salud que vendría a ser la contraoferta a Ginés González García (ministro de la Salud de la Nación). La imagen del ministro nacional se vio muy golpeada por sus equivocaciones, sus traspiés y sus comentarios totalmente erráticos, hasta el punto que ya sonaba en los pasillos de la Rosada su renuncia. Pero Ginés es el hombre de confianza de Alberto y representa parte del falso progresismo albertoniano. En cambio, Quirós -que viene del Hospital Italiano- se hizo presente casi todos los días, en los medios, y los porteños ya comenzaron a conocerlo. Tenga en cuenta que cuanto más presente, en los medios, se hace un candidato, más relevante es para una elección. 

La otra discusión Ciudad-Nación, o JxC-FdT, fue -y sigue siendo- la educación, mejor dicho: las clases presenciales. Aquí se convirtió en protagonista Soledad Acuña, ministra de Educación de la Ciudad. Su “contrincante” político es Nicolás Trotta, el ministro de Educación de la Nación.

Más allá de las diferencias de uno y otro, Trotta se mostró “blando” respecto a los sindicatos de los docentes y Acuña los puso entre las cuerdas acusándolos de adoctrinadores. No es el tema de esta columna quién tiene razón, quiero destacar cómo Acuña lo debilitó a Trotta. Además puso en boca de todos los medios que las clases presenciales deberían comenzar ya. Sin embargo, todo esto tiene un costo como ahora que se descubrió que Acuña “puso a dedo 25 personas para cargos interinos” -esto no quita el gran peso que ya ganó-.

En marzo de este año, Horacio Rodríguez Larreta formó parte del trío Ciudad-Buenos Aires-Nación como respuesta a la pandemia, con la cuarentena ridícula. Los tres funcionarios (Larreta, Kicillof y Fernández) demostraron poder trabajar juntos sin roces pero necesitaron, Kicillof y Fernández, bajarlo a Horacio porque su imagen crecía exponencialmente día a día. El hecho puntual fue la quita de una parte de la coparticipación a CABA. Desde los grupos grises, ese actuar dejó muy bien parado a Horacio porque desde afuera pareció que le soltaron la mano. Sin agregar que nunca Larreta estuvo enterado de la operación hasta minutos antes del anuncio final.

Desde ese momento, donde Larreta cada vez se hacía más visible, hubo un ataque constante hacia su gestión desde Nación o el Gobierno de Buenos Aires. Alberto Fernández siempre fue más cautivo, no utilizó adjetivos fuertes, siempre optó por generalizar y referirse al “gobierno de la Ciudad”. Hasta trató de “amigo” a Horacio Rodríguez Larreta y rápido el jefe de gobierno porteño se distanció al decir “amigos son con los que voy a la cancha”. Aprovechó Horacio para despegarse de Mauricio Macri también.

En cambio, Axel Kicillof, jugó con chicanas más personales como tildarlo de inoperante por no haber sido “creativo” con los 5 mil chicos que quedaron afuera de las clases virtuales. Él dijo que en Buenos Aires el problema fue con el 30% de los 5 millones de alumnos bonaerenses y, según él, su respuesta al problema estuvo a la altura, es decir, actuó y Larreta no.

Otra estrategia política de marcarle los límites a Larreta fue cuando el PEN, con Santiago Cafiero como vocero, prohibió en septiembre la habilitación de los patios o terrazas de los bares porteños. El día anterior el Jefe de Gobierno porteño había decretado la apertura y habilitación de los patios o terrazas de los bares. ¿Con qué justificativo se le prohibió? No sólo eso, Daniel Gollán (ministro de Salud de Buenos Aires) declaró que “no tomar una cerveza por una vez en la vida no tiene comparación con perder a un ser querido”. Se formó una especie de muralla ideológica entre Ciudad y el conurbano bonaerense. 

El ministro del Interior de la Nación, “Wado” de Pedro, fue oportuno a la hora de etiquetar a Larreta de represor frente al desastre del velorio de Maradona. Es una jugada política muy inteligente repartir la responsabilidad de un acto con otro gobierno, echándole la culpa. Todos pegaron, no sólo la policía de la Ciudad, sino también las fuerzas federales pero el culpable fue Horacio y no sólo de la represión sino del caos, según el ministro del Interior.

Quiero agregar a esto el discurso de Máximo Kirchner, de hace unos días, en el recinto de la Cámara de Diputados. Fue un relato muy manipulado, responsabilizó a una “maldición” que un Jefe de Gobierno porteño puede ser Presidente pero un Gobernador de Buenos Aires no. Le pidió al “actual Jefe de Gobierno” -nunca lo mencionó- que no sea como De La Rúa o Macri, ya que ellos siempre “nos han dejado patas para arriba”. Siento que la maldición a la que se refiere tiene nombre y se llama Grupo Clarín, desconociendo la muy buena relación que existió entre Néstor Kirchner y Héctor Magnetto años atrás.

Habiendo hecho un análisis breve y muy tomado por las pinzas, debo hacerme la pregunta: ¿quién es Larreta?. Horacio Rodríguez Larreta es una persona muy versátil y carismática, pero que siempre estuvo bajo la sombra de Mauricio Macri por miedo a que crezca y le gane una pulseada. Larreta parece ser una especie de pugilista porque evita cada ataque o lo neutraliza, pero en definitiva no desgasta su imagen.

Aunque algunos no crean, Larreta capitaliza muchos votos de los “anti-grieta”, y hasta votantes del Frente de Todos, porque lo ven como una persona que puede dialogar con quien quiera y es cierto. Una prueba de ella es su gran amistad con Sergio Massa y una muy buena relación con funcionarios de la Nación. Es político, cosa que Macri no y tuvo que «aggionarse» a los tiempos.

El problema es que definimos a Horacio Rodríguez Larreta como aquella víctima de los ataques infantiles del oficialismo nacional o provincial, o nos quedamos con esa idea que es un “heredero” de Mauricio Macri. Considero que los dos pensamientos no llegan a definirlo del todo. Sin embargo, no debemos quedarnos con la idea pobre que es la única salvación, falta muchísimo para las elecciones legislativas y ni hablar de las presidenciales. Aunque Máximo ya lo haya subido al pedestal. Hicieron lo mismo con Mauricio Macri y les salió el tiro por la culata.

El jefe de gobierno sigue capitalizando las deficiencias del gobierno nacional y piensa en ir con un “cupo salud” a las elecciones legislativas del 2021. Recuerde que Larreta no tiene buena relación con los gremios, referidos a la salud, y a pesar de eso le hace juego al Gobierno de la Nación.

El “cupo salud” de Rodríguez Larreta está conformado por el ministro de la Ciudad, Quirós, y los siguientes médicos: Adolfo Rubinstein, Carlos Kambourian, Carlos Regazzoni, Sebastián Neuspiller y -algunos creen- Facundo Manes. Dos, de dicho grupo, son los que mejor miden: Quirós y Manes. Aunque el segundo no es muy seguro que participe en las elecciones y que aún así represente al PRO o JxC. Si bien Manes tiene una gran participación política y es uno de los médicos opositores más fuertes, nunca se mostró como un aliado acérrimo de Larreta, aunque sí de Vidal hace unos años.

Otra vez el kirchnerismo está inventando un enemigo, un contrincante, necesita lamentablemente de alguien a quien echarle la culpa de todos los males. Larreta parece responder mucho mejor que Mauricio Macri pero realmente no podemos hacer futurología y decir que nos puede salvar. No porque Larreta sea una mala persona -o cualquier tipo de adjetivo que se le quiera agregar- simplemente porque nos debemos sacar de la cabeza el concepto de que un solo tipo nos puede salvar. Del pozo se sale entre todos.


Comentarios

Entradas populares de este blog

La privatización de los DDHH: el refugio de Milagro Sala

Placenzotti de sables y platillos

La (in)gestión de ridiculeces