Felipe Solá, el ministro freelance
Entiéndase por “freelance” como trabajador autónomo, independiente. Una especie de consultor. Hoy -y desde hace meses-, Felipe Solá es una especie de canciller freelance, quedando totalmente excluido de, valga la redundancia, relaciones exteriores. Su trabajo se asemeja más al de consultor que al de operador o toma de decisiones.
Felipe Solá se desempeñó como gobernador, diputado y secretario, o ministro, de asuntos agrarios. No tiene experiencia de canciller y tampoco tiene por qué tenerlas, pero fue la elección del actual Presidente y hoy está pagando las consecuencias.
De los creadores, o creadora, de “funcionarios que no funcionan” llegó el “ministro con miedo, que vaya buscando otro laburo”. Palabras más, palabras menos, Cristina Fernández fue contundente con marcar el destino de los actuales ministros en el gabinete nacional. Si bien hay ciertos analistas que en esa lista, de funcionarios que no funcionan, incorporan nombres como Vilma Ibarra, Santiago Cafiero, etcétera, Felipe Solá fue el primero en darse por aludido. Le respondió a la vice con una frase fulminante “no tengo tiempo para otro laburo” y aclaró que no le vendría mal tener otro trabajo.
Más allá de sus declaraciones, parece que Felipe Solá está molesto por quedar fuera de relaciones, justamente exteriores. Como la charla de Joe Biden y Alberto Fernández, donde el canciller cometió el exabrupto de mencionar cosas que no debía. Las definiciones que tiene el canciller sobre la actualidad en Venezuela y la contraposición del Instituto Patria. O también haber quedado afuera de la Operación Rusa, que si bien es un hecho totalmente sanitario -o eso se quiere creer- hay un deseo fuerte de tener una relación estratégica con la Federación Rusa, ¿y Solá dónde estuvo?
El diputado sobrino de Alberto y Adolfo Rodríguez Saa, Nicolás, pidió en sus redes la renuncia inmediata de Felipe Solá. El ministro lo cruzó por mensajes privados tratándolo de “chanta”, “berreta” y “versero”. Mucho no se equivoca el canciller, el querido Nico fue el que dijo “tenemos [mis tíos y yo] sangre de Videla y el Che”. Bien democrático y humanista.
Eso no es todo, Felipe Solá hoy está en la mira para ser reemplazado -según versiones- por personajes como Jorge Taiana, Cecilia Nahon o Jorge Argüello. El último de los nombrados, es el más deseado por A. Fernández. Sin dudas, Jorge está teniendo un buen desempeño como embajador en Washington.
Hace unas horas, de esta columna, el señor Solá trajo de la correa al embajador argentino en China, Luis María Kreckler. ¿Los motivos? Se siente traicionado por Kreckler, ya que sus reportes eran directos para el Ministerio de Salud o para el mismo Presidente, pasando por alto a su jefe: Felipe Solá.
El canciller siempre sostuvo que nunca hubo buena relación con los Kirchner y él. Pero el momentum fue la 125, donde Solá repudió el accionar de Néstor Kirchner y Alberto Fernández, aconsejandoles que ellos no sabían nada del agro. Estaba en lo cierto. Para todos los gobiernos argentinos del siglo XX y XXI, el campo es un grupo de oligarcas que facturan millones de dólares sentados en la sombra, por eso las imposiciones fiscales para financiar el coloso Estado que tenemos.
Sin embargo -a pesar de las idas y vueltas-, Felipe Solá accedió a formar parte del Frente de Todos. Quizás creyó que iba a ser integrado en un grupo divisor, y dividido, donde impera el kirchnerismo, como gran parte de los integrantes de la coalición. Tampoco es una cuestión personal de Cristina Kirchner -la de dividir e imperar-, el ingeniero Mauricio Macri también creyó ser dueño de todo después de las elecciones legislativas del 2017 -donde salió claro ganador- y recuerde que Felipe Solá integró una alianza con Mauricio Macri y Francisco De Narváez.
Siempre en su carrera el actual canciller se sintió defraudado. Por ejemplo cuando Kirchner creyó que Felipe era una amenaza electoral -enfermedad psicótica de Néstor con todos sus súbditos- y le bajó el “copete”. El ministro, que insiste en que le fue útil a todos menos a él mismo, hoy ve su futuro con cierto temblor.
¿Llegaremos al año que viene con el mismo ministro?
Juan Domingo Perón dijo que “la política, es la política exterior”. El resto de la política era sólo conducción, administrar. Si bien es una idea muy nacionalista, como una especie de querer mostrarle al mundo “quién soy y qué hago”, tiene razón en que la política exterior es muy importante porque le da un cauce al resto de la política. Pasa lo mismo cuando conocemos a una persona. Una forma de conocerla, una de la más importante, es saber cómo piensa, reacciona o qué opina de hechos ajenos. Sucede lo mismo con los gobiernos.
¿Qué podemos pensar si Argentina, en la OEA, se abstiene de votar todo informe que esté en contra del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela? ¿Que lo avalan?
El Frente de Todos mostró una gran debilidad poniendo de Canciller a alguien sin experiencia. A eso hay que sumarle las grandes disputas que tienen internamente con temas como Venezuela, FMI, Rusia, Estados Unidos, entre otros.
Finalmente, sintetizo en que una vez más Felipe Solá no fue útil para sí mismo y hasta traicionado por sus pares. ¿Habrá sido útil para nosotros, como ciudadanos?
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