"Se nos fue Dios"
No puedo quedarme callado ante tanta injusticia, falta de respeto y avasallamiento contra principios básicos de los seres humanos.
El título de este editorial hace referencia a la muerte de Diego Armando Maradona, que falleció el día 25 de noviembre del 2020 -el mismo día que Fidel Castro-. Sufrió un paro cardíaco a los 60 años de edad, su estado de salud ya estaba muy deteriorado fruto de la vida de excesos que llevó desde su llegada a Nápoles -quiere creer uno-.
Diego Maradona es reconocido en el mundo entero por su habilidad futbolística, fue un gran jugador aunque en la ética dejó mucho que desear, por ejemplo, en el Mundial de Fútbol de 1994 fue sancionado por la FIFA por el consumo de drogas no permitidas: efedrina y derivados de ella. El fallecido jugador de fútbol las consumió para poder jugar al Mundial en buena forma física, ya que se encontraba con exceso de peso. ¿Qué pasó? Diego acusó a la FIFA de exagerar la sanción, que el consumo de efedrina fue simplemente por un resfriado y así librarse de cualquier crítica, marcó de una de sus frases célebres: “me cortaron las piernas” como echándole la culpa a la entidad de haber avanzado en contra de él porque es un revolucionario.
No fue la primera vez que el Dios argentino se burló de las reglas. Sucedió algo similar con el gol de la “Mano de Dios” -gol hecho a Inglaterra en Cuartos de Final en el Mundial 1986-.
La infancia de Diego fue la misma que muchos de los chicos argentinos de su momento, y de hoy mismo. Vivió hasta su precoz mayoría de edad, en uno de los barrios carenciados de Buenos Aires: Villa Fiorito, partido de Lomas de Zamora.
Maradona fue una víctima del sistema, una persona que lamentablemente, si no hubiera sido por el fútbol, estaba “destinada” a la pobreza, es decir, a la exclusión social. Es cierto que el fútbol le dio el pie para poder salir del sistema donde estaba inmerso, o en caso contrario, poder entrar al sistema del cual estaba excluido. Pero sólo le sirvió para que sus sueños sean órdenes, falleció sin entender que ser pobre no sólo es quien no come.
La relación entre la sociedad argentina y el jugador de fútbol, es una paradoja y vale la pena aclararla. Su imagen de Dios, creen muchos, nace de haber ganado la copa del mundo en 1986. En aquella competición, el seleccionado argentino se enfrentó al inglés, en Cuartos de Final. Fue la victoria argentina la que “contrarrestó” la derrota en la guerra por Malvinas de 1982. Argentina es un país donde reina el triunfalismo y poco nos importa qué pasó en el medio.
Hablar de Malvinas, y más en Argentina donde de historia se sabe poco y nada pero se “enseña” demasiado, es tocar un tema sensible. Pero quiero dejar algo bien en claro: Maradona no enfrentó solo el partido, ni jugó contra los soldados ingleses, ni representó a los soldados argentinos. Hay una engañosa polarización de creer que los ingleses (tanto los jugadores, como los hinchas) se merecían un gol con la mano, burlas y un escupitajo la cara.
¿Por qué? Porque nos quitaron las Malvinas. Esto, que tiene un poco de razón, es totalmente peligroso, por ejemplo, venera -o por lo menos no pone en discusión- la decisión de la Junta Militar de pelear una guerra innecesaria y sin estrategias: un manotazo de ahogado. Fue el Mundial, o ganar la Copa del Mundo, el punto clave para que la sociedad absuelva, en general, a los militares por Malvinas, y le otorgue impunidad a Diego Maradona por el resto de su vida.
En el 1986, fue donde se gesta esta idea tan maquiavélica de Dios-Pueblo, Maradona pasó a ser Dios. Aunque para algunos suena ridículo y no les mueve un pelo, utilizar la imagen de Dios, sea cualquiera, implica que éste sea un modelo a seguir, ya que Dios es aquel ser perfecto, celestial -perfecto, quiere decir sin defectos como que si nadie los tuviera y menos Maradona-. No sólo es eso, sino que también debemos callarnos ante sus actos porque todo se lo permite, es Dios. Por lo tanto, criticar a Dios, o en este caso a Maradona, es una especie de herejía o traición a la religión, o peor aún: ser un “traidor” inglés. Como los chilenos, porque en Argentina somos tan pusilánimes que seguimos en esa disyuntiva.
En el día de su muerte ocurrieron tres hechos que quiero remarcar: los tres días de duelo decretados, la situación sanitaria y el feminismo.
Los tres días de duelo me parece una ofensiva, no es que no respete la muerte de un ser humano -aunque no entiendo por qué debería respetarla cuando nunca tuve trato- pero que un Presidente haya suspendido su agenda y decretado duelo (los chicos no tienen clases) porque murió Maradona me parece estrafalario. No vale la pena que me ponga a discutir este punto.
La situación sanitaria es porque ayer se publicaron 8593 casos de coronavirus y 283 fallecidos por la enfermedad -cifras que seguro desconoce porque los medios sólo hablan de Maradona-. Adhiero que, justamente, el día de ayer miles de personas se congregaron en el Obelisco y Casa Rosada, entre otros espacios, para despedir a Maradona. Desde mediados de marzo que el Gobierno bajó línea con “quedate en casa” pero un hecho cambió de paradigma: murió Dios.
El último punto que quiero remarcar, es el accionar de un grupo feminista muy reconocido en las redes sociales. Todas estas figuras, o en su mayoría, fueron a despedir a Dios o publicaron desde sus redes pésames por la muerte de dicha eminencia.
¿Pero quién es Dios? Quizás sea la pregunta más importante que poco se escucha. Diego Maradona fue una persona que tuvo la suerte, gracias a su talento, de entrar a un sistema del cual fue excluido pero avanzando contra quien se le ponga enfrente. Arrogante, golpeador, irresponsable, irrespetuoso, excesivo y enfermizo, son algunos de los objetivos que se le puede agregar. Se olvidó de sus hijos, muchos tuvieron que iniciar procesos legales o mediatizar su situación porque el astro del fútbol no los reconocía. Golpeó y humilló a todas sus parejas. Defendió regímenes que avanzaron contra los derechos humanos como Cuba y Venezuela. Se rió de quien quisiese, como le contestó a un periodista “que la sigan chupando” o “la tenés adentro” y todos riéndonos porque Dios es así. Todo sucede, se permite y no se discute porque es Dios. El hijo pródigo del Papa, pero qué puedo esperar del Papa que apaña a todo delincuente, violador y asesino si éste le besa el anillo de oro que tiene en su mano.
¿Qué es el feminismo, en Argentina, a partir de hoy? Justo en un día tan importante como el 25 de noviembre -Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer-, falleció el Dios golpeador y que poco respetó a las mujeres con las que se cruzó, pero deben ser “empáticas” aquellas feministas “con el dolor ajeno del pueblo”. Esto no lo dijo Juan de 73 años cuando salía de la carnicería, lo exclamó Agnes Simon -más conocida como Femigangsta- una cantante que milita el feminismo. Pero no sólo dijo eso, sino que también contó que sentía gran aprecio por Ernesto Sábato pero lo trató de “femicida” por haber escrito la novela “El túnel” -si bien dijo que lo leyó se ve que no-. Es una novela, con personajes ficticios, no mató a nadie Sábato y me genera repudio que usted defienda a Maradona (que humilló a decenas de mujeres) y ofenda a Sábato que luchó por los derechos humanos. Le recuerdo que Sábato fue unos de los impulsores para que se enjuicien a los militares de la Junta.
Pero ella no fue la única, también lo hicieron muchas otras que cayeron con su relato en vano como si se desvaneciera por arte de magia. En fin parece ser que poco importan los derechos de las víctimas o de las mujeres, otra vez son objeto de burla. Doblemente víctimas: por haberlo sufrido y ahora por quedar en la nada misma. ¿O ser acosada por Dios vale la pena? Le recuerdo que circulan en Internet fotos de Maradona desnudo con adolescentes cubanas, un regalo del “papá” Fidel.
Pobre Carlos Monzón, capaz se equivocó y debía pelear contra un inglés para convertirse en Dios y que poco importe el femicidio que cometió. ¿Si se lo defiende a Maradona, por qué no a Monzón? Le recuerdo que Monzón viene de los suburbios de San Javier, Santa Fe, no de barrio Palermo de Capital Federal. También fue pobre y a nivel extremo. Ambos personajes deben ser criticados simplemente para enseñar con el ejemplo, para que no haya más víctimas, ni victimarios como los monzones o maradonas.
Hoy el ejemplo es: convertite en Dios, sea como sea, que te perdonamos todos los males. Argentina no necesita de un Dios para salir del pozo, necesita educarse pero ojo que ahora que falleció Él los chicos no tienen clases.
Este es el relato que tanto repudio de nuestro país, venerar a lìderes que como Karl Marx hacía alusión: es un suicidio cultural colectivo. Justo falleció el mismo día que Fidel Castro y un día tan importante para la sociedad -día en contra de la violencia de género-. ¿No es paradójico?
Yo no me burlo del fallecimiento de Maradona, ni me río, todo lo contrario: me entristece ver una sociedad idiotizada que, en nombre de “logros”, le da impunidad a cualquier ser y llama Dios a quien más defectos juntó en su cartera. Déjeme agregar que por suerte soy ateo.
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