Errores, disculpas y vacunas
Desaparecer por dos semanas en Argentina implica perderte un mundo de noticias.
En estas dos semanas, desde el último editorial que publiqué, el Gobierno cometió errores que ya ha cometido con anterioridad.
El tema del momento, no sólo en la “calle” -es decir, en las redes sociales- sino también en los portales de noticias, es la vacuna contra el coronavirus. Por un lado, el Gobierno argentino está utilizando la vacuna rusa como chaleco antibalas para llegar a un fin de año en paz. Por otro lado, una sociedad que quedó en la Guerra Fría se niega rotundamente a acudir a la vacuna Sputnik V, producida por Rusia.
Sputnik V actualmente se encuentra en fase 3, esto quiere decir que está en proceso de ser aprobada. No hay fuentes claras de que la ANMAT apruebe la vacuna antes que otro organismo lo haga, pero en Argentina todo puede suceder.
A su vez, Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusa, reconoció que tienen dificultades para una producción masiva de la vacuna. Según Reuters, la estimación de Rusia que iba a producir 30 millones de dosis -aunque ya a mediados de octubre bajó a 10 millones- para diciembre cayó estrepitosamente a 2 millones. ¿De dónde sacará las 25 millones de dosis el Presidente argentino? Él, convencido, exclamó que entre diciembre y enero Argentina contaría con 25 millones de dosis de la Sputnik V.
Es muy probable que Argentina no cuente con ninguna dosis para fin de año, ni para comienzos del año que viene. Que se apruebe una vacuna no es tan fácil como comprar paquetes de yerba o negociar gas con Bolivia. Tiene trabas y costos.
En el apuro el Gobierno tropieza y la imagen de Alberto comienza a flaquear, en realidad lo está haciendo desde que quiso expropiar Vicentin a la fecha. Esta idea que quieren instalar sobre la vacuna no es más que un enorme papelón. Por favor señor Presidente, no se maneje con los números de Daniel Gollán que dictaminó que “el 99% de la gente se querrá vacunar y solo unos pocos delirantes no van a querer”. ¿De dónde sacó esos datos?
Además, existe una parte de la población que puede entrar en el concepto de “Gorila Gorilón” -como el polémico cuento infantil publicado en Entre Ríos-, que no confía en la vacuna rusa y adhiere al pensamiento de la Guerra Fría. “La rusa no, la yanqui e inglesa sí”. Querido lector, no hay ninguna vacuna aprobada y en caso de estarlo, por organismos internacionales, se supone que cuenta con la eficacia esperada independientemente del país de origen.
En síntesis, Argentina no tendrá ninguna vacuna en enero pero contará con el famoso pico. Sin embargo, en febrero y marzo se espera el rebrote pero no nos apresuremos que capaz nos extinguimos antes.
Aunque podemos poner algo en discusión también. El entramado de la vacuna rusa y Argentina, está digitado desde la Vicepresidente. Hay más todavía, Alicia Castro -ex embajadora argentina en Venezuela y casi de Rusia- colgó en su cuenta de Twitter una foto de Cristina Fernández con un título que decía “no gobierna, pero vacuna”. ¿Alberto Fernández, le está demostrando a Cristina que la vacuna rusa no es más que sarasa y lleva a un desgaste? Así como él quiso demostrarle a ella con la expropiación de Vicentin, la reforma judicial, las tomas, etcétera. ¿Es necesario fracasar, y hacerse cargo, para que la Vicepresidenta comprenda que un paso en falso del Gobierno son diez para el “pueblo”?
Hay otro tema particular y es el comportamiento de Alberto Fernández con sus amigos. El fin de semana pasado, el Presidente viajó a Bolivia por la asunción de Luis Arce. Compartió, con otros funcionarios del gobierno argentino, un almuerzo con Evo Morales y sus soldados. ¿Qué pasó? Gustavo Béliz, secretario de Asuntos Estratégicos, también asistió a la asunción y dio positivo de COVID-19. ¿Y el aislamiento? ¿Barbijo, distancia? ¿La altura influye en la posibilidad de contagio?
Gracias a Dios, sinceramente, Alberto dio negativo a COVID-19 y en el día de ayer dijo “que yo me relaje también está mal”. Espere, le voy a recordar algo: el asado con Moyano. ¿Se acuerda? En aquel entonces dijo “no cometan el error que cometí yo”. A caso los runners, los “chetos” que viajaron a Europa, los “privilegiados” que no aguantaban estar en su departamento de Palermo, ¿qué pueden decir al respecto? ¿Es una especie de “haz como digo, no como yo hago”? Usted es el Presidente, elegido por la mayoría de los argentinos. ¿No cree que tiene cierta responsabilidad? Al final Cristina Fernández le suelta un poco la cuerda y usted se tropieza solo.
Pero hay que reconocerle algo al Gobierno que es el minucioso giro al centro respecto a la economía, es decir, intentar tener cerca al FMI. Es una estrategia de doble filo, pero antes de hacer nada es preferible cualquier cosa. Sin embargo, el mercado no le cree mucho.
En conclusión, vacunémonos contra la idiotez.
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