Alberto construye... Sí, podemos
No es la introducción de un episodio de la serie animada británica “Bob el constructor”, es el título que se le atribuye en la Casa Rosada al Presidente de la Nación: “Alberto el constructor”.
El Gobierno tiene un plan que es ganar las elecciones parlamentarias del 2021. Muchos críticos prefieren decir, en vez de “ganar”, que buscan “no perder estrepitosamente”. Para perder no sólo hace falta fracasar, sino alguien que te gane y hoy en día no hay una oposición relevante con el peso electoral como para pulsear contra el Frente de Todos (FdT). A pesar de todo, considero que FdT va a ganar tranquilamente las parlamentarias, sí la cuestión es por cuánto y dónde.
El plan del Gobierno es “Reconstrucción Argentina” y cuenta con llevar a cabo 652 obras por $450 mil millones de pesos. La mayoría de las obras son impulsadas desde la Dirección Nacional de Vialidad y de Agua y Saneamientos Argentinos. Esto indica que las obras, en general, son extensiones de rutas, asfalto de calles, aumento de la red de agua corriente, cloacas, saneamiento, etcétera.
La provincia de Buenos Aires es la más beneficiada del proyecto, le corresponde el 50,42% del presupuesto -en concreto: 313 obras por un costo de $226.680 millones-. Le sigue, en el reparto, Córdoba con el 6,64% del presupuesto y Santa Fe con el 4,67%. La Ciudad de Buenos Aires es la que menos va a recibir, representa sólo al 0,33% del presupuesto, se debe a que no hay obras en CABA de vialidad o aguas.
Es triste que La Matanza, en general todo el conurbano bonaerense, que a la Vicepresidenta la hace transportar a “Él” sea uno de los municipios más atrasados en cuestiones de obras. Tenga en cuenta señor lector que en la provincia de Buenos Aires, desde la vuelta a la democracia, sólo ocho años fueron gobernados por un gobierno no-peronista. Eso no es todo, el conurbano fue utilizado en el relato, por el kirchnerismo, como uno de los lugares más vulnerables de la Argentina -es totalmente cierto- pero hicieron menos de lo que relatan para que no siga agonizando en la pobreza.
No quiero que usted se confunda lector, esto no quiere decir que el kirchnerismo sea un narcisista empecinado y el macrismo oro en bruto. Manejar las cuentas en CABA es tan fácil como comprarle petróleo a Hugo Chávez más caro de lo que se pagaba en el resto del mundo. El presupuesto de la Ciudad de Buenos se compone, aproximadamente, por un 80% de impuestos locales, a diferencia de otras provincias que se benefician de la coparticipación. Administrar la Ciudad de Buenos no es una tarea muy difícil, los números siempre cierran.
En la era macrista existió el PPP (Participación Público Privada), una alianza que tenía como objetivo financiar obras con financiamiento externo. El actual Gobierno, el 1 de octubre, decretó la extinción de dos contratos por irregularidades. Estas obras estaban paralizadas, desde el 10 de diciembre de 2019, por falta de fondos. Estimaron, desde el Ministerio de Obras Públicas, que sólo se ejecutaron un 2% de las obras.
Algunos de los empresarios locales, adjudicados de las obras, son: Eduardo Eurnekian, Hugo Dragonetti, Gustavo Weiss, Cristobal López, Rovello Carranza, Juan Carlos Relats, entre otros -todos estos investigados por la justicia, algunos fueron inquilinos del Hotel Los Sauces-. No es una fiesta de Halloween, son los mismos de siempre: capitalismo amigo, beneficiado tanto en el kirchnerismo como en el macrismo. También figura la empresa portuguesa Mota-Engil, con firma brasileña, que conformaba el “Club de la Construcción” en Brasil durante 2011-2016 -sí lector, la empresa está involucrada en el Caso Lava-Jato-.
Volviendo un poco más al análisis en cuestión, hay que tener en cuenta, en economía, que en Argentina hay que observar los años impares. ¿Por qué? Los años impares son años electorales donde se disfruta el festín, en los años pares pagamos las consecuencias. Por eso quiero traer estos dos informes de Construar. En el año 2017, el presupuesto para las licitaciones de obras fue de $289.799 millones y mucho menos de $250.000 millones para 2019 -aproximadamente $232.000 millones-. Hubo una baja notable, teniendo en cuenta una inflación acumulada de 87,69% entre diciembre del 2016 a diciembre de 2018 (fechas donde se estima el presupuesto para el año siguiente).
El Presidente lleva a cabo un mega proyecto para ganar las legislativas, más o menos fue el mismo empuje que puso Mauricio Macri para ganarlas en 2017 y lo logró. ¿Logrará el Presidente su plan, teniendo en cuenta el ajuste? Ajuste que ya es protagonista, por lo menos en el sistema previsional, el IFE y el ATP. ¿Aparecerán los mismos personajes de Halloween? ¿Vuelve la flamante figura del súper-ministro como lo fue Julio De Vido, que su Ministerio aumentó entre 2004-2007 una suma módica de 518% en su presupuesto?
El Gobierno tiene un plan que es ganar las elecciones parlamentarias del 2021. Muchos críticos prefieren decir, en vez de “ganar”, que buscan “no perder estrepitosamente”. Para perder no sólo hace falta fracasar, sino alguien que te gane y hoy en día no hay una oposición relevante con el peso electoral como para pulsear contra el Frente de Todos (FdT). A pesar de todo, considero que FdT va a ganar tranquilamente las parlamentarias, sí la cuestión es por cuánto y dónde.
El plan del Gobierno es “Reconstrucción Argentina” y cuenta con llevar a cabo 652 obras por $450 mil millones de pesos. La mayoría de las obras son impulsadas desde la Dirección Nacional de Vialidad y de Agua y Saneamientos Argentinos. Esto indica que las obras, en general, son extensiones de rutas, asfalto de calles, aumento de la red de agua corriente, cloacas, saneamiento, etcétera.
La provincia de Buenos Aires es la más beneficiada del proyecto, le corresponde el 50,42% del presupuesto -en concreto: 313 obras por un costo de $226.680 millones-. Le sigue, en el reparto, Córdoba con el 6,64% del presupuesto y Santa Fe con el 4,67%. La Ciudad de Buenos Aires es la que menos va a recibir, representa sólo al 0,33% del presupuesto, se debe a que no hay obras en CABA de vialidad o aguas.
Es triste que La Matanza, en general todo el conurbano bonaerense, que a la Vicepresidenta la hace transportar a “Él” sea uno de los municipios más atrasados en cuestiones de obras. Tenga en cuenta señor lector que en la provincia de Buenos Aires, desde la vuelta a la democracia, sólo ocho años fueron gobernados por un gobierno no-peronista. Eso no es todo, el conurbano fue utilizado en el relato, por el kirchnerismo, como uno de los lugares más vulnerables de la Argentina -es totalmente cierto- pero hicieron menos de lo que relatan para que no siga agonizando en la pobreza.
No quiero que usted se confunda lector, esto no quiere decir que el kirchnerismo sea un narcisista empecinado y el macrismo oro en bruto. Manejar las cuentas en CABA es tan fácil como comprarle petróleo a Hugo Chávez más caro de lo que se pagaba en el resto del mundo. El presupuesto de la Ciudad de Buenos se compone, aproximadamente, por un 80% de impuestos locales, a diferencia de otras provincias que se benefician de la coparticipación. Administrar la Ciudad de Buenos no es una tarea muy difícil, los números siempre cierran.
En la era macrista existió el PPP (Participación Público Privada), una alianza que tenía como objetivo financiar obras con financiamiento externo. El actual Gobierno, el 1 de octubre, decretó la extinción de dos contratos por irregularidades. Estas obras estaban paralizadas, desde el 10 de diciembre de 2019, por falta de fondos. Estimaron, desde el Ministerio de Obras Públicas, que sólo se ejecutaron un 2% de las obras.
Algunos de los empresarios locales, adjudicados de las obras, son: Eduardo Eurnekian, Hugo Dragonetti, Gustavo Weiss, Cristobal López, Rovello Carranza, Juan Carlos Relats, entre otros -todos estos investigados por la justicia, algunos fueron inquilinos del Hotel Los Sauces-. No es una fiesta de Halloween, son los mismos de siempre: capitalismo amigo, beneficiado tanto en el kirchnerismo como en el macrismo. También figura la empresa portuguesa Mota-Engil, con firma brasileña, que conformaba el “Club de la Construcción” en Brasil durante 2011-2016 -sí lector, la empresa está involucrada en el Caso Lava-Jato-.
Volviendo un poco más al análisis en cuestión, hay que tener en cuenta, en economía, que en Argentina hay que observar los años impares. ¿Por qué? Los años impares son años electorales donde se disfruta el festín, en los años pares pagamos las consecuencias. Por eso quiero traer estos dos informes de Construar. En el año 2017, el presupuesto para las licitaciones de obras fue de $289.799 millones y mucho menos de $250.000 millones para 2019 -aproximadamente $232.000 millones-. Hubo una baja notable, teniendo en cuenta una inflación acumulada de 87,69% entre diciembre del 2016 a diciembre de 2018 (fechas donde se estima el presupuesto para el año siguiente).
El Presidente lleva a cabo un mega proyecto para ganar las legislativas, más o menos fue el mismo empuje que puso Mauricio Macri para ganarlas en 2017 y lo logró. ¿Logrará el Presidente su plan, teniendo en cuenta el ajuste? Ajuste que ya es protagonista, por lo menos en el sistema previsional, el IFE y el ATP. ¿Aparecerán los mismos personajes de Halloween? ¿Vuelve la flamante figura del súper-ministro como lo fue Julio De Vido, que su Ministerio aumentó entre 2004-2007 una suma módica de 518% en su presupuesto?
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