Abigail

En el nacionalismo populista liderado por personajes tan carismáticos y autoritarios como Donald Trump o Gildo Insfrán, se cree en la idea de cuanto más aislar a una sociedad -en todo sentido- es mejor.

Gildo Insfrán es el Gobernador de la provincia de Formosa. La provincia norteña lleva ese nombre por la palabra “fermosa”, que traducida del castellano antiguo significa “hermosa”. ¡Qué linda es la Formosa de Gildo! Y exclamo <<de Gildo>> porque él cree que es suya y no de los formoseños, o en todo caso, de todos los argentinos. Él no entiende muy bien esas cosas, por eso decidió “amurallar” la provincia impidiendo el paso de formoseños y personas en general. La Corte Suprema falló en contra del gobernador y estableció que los formoseños varados -más de 7500 personas- vuelvan a su provincia -a sus viviendas, mejor dicho- en un lapso de 15 días hábiles.

Gracias a la mala administración de la cuarentena y conceptos ridículos como el de “es una guerra contra un enemigo invisible”, se pasó a llamar <<frontera>> lo que conocíamos como <<límite provincial>>. Es decir, en Argentina pasamos a tener 24 países independientes -si tomamos a CABA como una provincia-, cada uno con su protocolo de circulación.

En Santiago del Estero gobierna, actualmente, Gerardo Zamora. Es ex-radical, aunque muy claro no tiene a qué partido pertenece pero eso no importa. Hubo un caso resonante en dicha provincia que se conoció públicamente como “Caso Abigail” -ese nombre es uno de los más como: “Caso Solange”, “Caso Ledesma”, “Caso Espinoza”, “Caso Astudillo Castro”, etcétera-.

Este caso es el de una nena de 12 años con una enfermedad oncológica. Ella realizaba su tratamiento en la provincia vecina de Tucumán. Su padre detalló que realizaban los viajes frecuentemente, pero en este ocurrió un gran problema: no contaba con los documentos “pertinentes”. Al volver de Tucumán y llegar a la <<frontera>> con Santiago del Estero, el policía le solicitó un “pase de emergencia” a Diego Jiménez, papá de Abigail, que no lo tenía pero sí “tenía un permiso del Intendente”. La respuesta del oficial fue clara: “no pasás hasta que me avisen desde Santiago”. Es decir, que hasta a un erudito de Stgo del Estero se le ocurra dar la orden de paso, Abigail y sus padres, Diego y Carmen, debían permanecer en la <<frontera>>.

La idiosincrasia de los norteños argentinos es bastante peculiar, esto explica cómo pueden gestarse gobiernos totalmente personalistas, nacionalistas, populistas y ridículos. Respetan a rajatabla lo que dice la ley, convirtiéndose así en sumisos a la palabra del jerarca. Pero algo ocurrió en Diego porque estaba entre la espada y la pared. Si se quedaba en el auto esperando, alimentaba el infierno en el que estaba Abigail, ya que ella sufría un shock de nervios fruto de la desesperación, el calor y la cantidad de bichos que revoloteaban en su piernita herida, producto del cáncer que padece. Pero si desoía al policía, rompía con la obediencia y probablemente se iba a sentir una especie de delincuente o “inmigrante ilegal”, como le gusta caracterizar a Trump para luego hacer una rara semejanza entre inmigrante y narcotraficante.

Diego, papá de Abigail, optó por alzar a su hija y llevársela alzada durante 5 kilómetros, en otras palabras: pasar la <<frontera>> caminando. Un acto de desobediencia civil, algo que no entienden los gobiernos populistas y sus enamorados.

Luego de relatar lo sucedido quiero remarcar un comentario de las redes sociales: “el policía que quiero para mi país se hubiera subido a la patrulla con la sirena para abrir el paso (...)”. No hace falta que el policía deje su puesto, es simplemente ser humano y permitirles el ingreso. Pero si hacía eso, ese policía hubiera sido honrado en las redes sociales, por lo menos. Hoy es protagonista de un hecho lamentable documentado en un video viral.

Ahora el foco no es sólo que Abigail se topó con el “muro”, sino que también impactó con la grieta como ingresaron otras víctimas de las fuerzas policiales durante la guerra contra el enemigo invisible (los nombrados anteriormente). ¿Por qué? Mauricio Macri, entre otros opositores, colgó en su red social un dibujo que proyectaba a Diego alzando a Abigail. Esto fue lo que molestó a Santiago Cafiero. Se explayó diciendo que existió, en el caso, una “mezquina utilización política del dolor ajeno”. No sé si Macri lo utilizó o no, realmente poco me importa lo que siente, pero si su publicación sirve para algo, por ejemplo para que se hable del tema, bienvenido sea.

Hay una nena que está sufriendo, padres lastimados, y un Estado ausente que aparece sólo para castigar. Juana Viale anunció que el programa -”La noche de Mirtha” - levantará el spot publicitario de las Termas de Río Hondo. Rápidamente Zamora, gobernador de Santiago del Estero, estableció que el dinero de la pauta sería utilizado para el tratamiento de Abigail. Es una buena actitud, aunque la madre no haya aceptado las disculpas del gobernador, pero esto también debe servirnos para que no haya otra Abigail más.

Tampoco tendrían que estar en el cargo funcionarios, que no funcionan, como Marcelo Barbur (Ministro de Gobierno y Seguridad de Stgo del Estero) con su penosa expresión: “no caminó con ella 5 kilómetros, caminó 70 metros", y que "la autorización de ingreso estuvo a los 20 minutos”. Como si fuera de suma importancia cuánto caminó y cuánto tiempo esperó, no lo dejaron pasar como si fuera un delincuente y simplemente era un ciudadano santiagueño que quería volver a su casa con su hija. Agregando que volvían de Tucumán debido al tratamiento contra el cáncer de Abigail, no fueron de picnic aunque si lo hubieran hecho tampoco los convierte en criminales.

Actualmente Abigail se encuentra internada de urgencia en el Centro Provincial de Salud Infantil Eva Perón (Cepsi) por sufrir picos de fiebre y descompensarse. Se le realizó un hisopado a ella y sus padres, luego del resultado será trasladada al Hospital Austral de Buenos Aires. ¡Fuerzas Abigail!

En Argentina hay “fronteras” en vez de “límites provinciales” y “animales de granja” en vez de “habitantes”. Entre hacer “política”, y que casos como Abigail no existan en nuestro país, hacemos “politiquería” o ni siquiera eso, sencillamente hacemos y somos una porquería.

Ni una más, ni una Abigail más, ni una Solange más, ni un Mauro Ledesma más. Ni una frontera más, ni funcionarios inescrupulosos.


Comentarios

  1. Exelente tu comentario . Doloroso pero real . En un paus que se va convirtiendo en una película de terror verdadera. Felicitaciones

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