¿La izquierda se levanta? América Latina y su calesita.


En Chile, el pasado 25 de octubre, se llevó a cabo un plebiscito donde los ciudadanos eligieron si dictar una nueva Constitución o dejar en vigencia la establecida durante la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet.

La Carta Magna chilena actual tuvo diferentes retoques con los últimos gobiernos democráticos del país. Según ciudadanos y especialistas, aún funcionarios o ex-funcionarios del país, exclaman que estos cambios no son suficientes porque la redacción de la Constitución es ambigua.

Los ciudadanos chilenos tuvieron lugar a este plebiscito -la participación superó el 50%- y eligieron una nueva redacción de la Constitución. Casi con el 80% de los votos afirmativos se “entierra” la Constitución de Pinochet.

¿Por qué en América Latina vuelve la idea setentista de la derecha y la izquierda? En Chile los gobiernos tienden a ser de centro, no un centro europeo pero quizás el más “maduro” -junto con el uruguayo- de la región. Chile se levantó hace un año con protestas y quiso ponerle fin a la desigualdad que padece. La clase media considera que cuenta con considerables expectativas de progreso pero una enfermedad o pérdida de empleo los puede hundir en la pobreza.

Si bien las manifestaciones (2019) empezaron siendo pacíficas, por los manifestantes, la fuerza pública (más que nada Carabineros) tomó las calles y se enfrentó a la población enardecida. Según la ONU, en aquel sangriento octubre de 2019 se violaron los derechos humanos, se utilizó la tortura como método de persuación y muchos ciudadanos terminaron heridos hasta muertos -CNN en Español confirmó 31 muertes, otras fuentes 34-.

Me cuesta entender por qué los argentinos le adjudican esta victoria a la izquierda, pero ni siquiera al socialismo demócrata, directamente al comunismo. Sin embargo, veo como Nicolás Maduro, Evo Morales e Iván Márquez (líder de las FARC), salieron a felicitar a Chile por los resultados del plebiscito.

Chile, en abril de 2021, elegirá las 155 personas (con paridad de género) que conformarán la Convención Constitucional, ya que en el mismo plebiscito se debía seleccionar qué se prefiere en caso que gane la opción de “Apruebo” -a la redacción de una nueva Constitución-: si una Convención Mixta o una Constitucional. Salió como ganadora la opción de una C. Constitucional con el 79% de los votos, aproximadamente.

Según mi criterio, no hay para nada una amenaza contra Chile del comunismo. Hay una tergiversación de los hechos y una necesidad que tienen, los ciudadanos latinos y hasta líderes, de volver a los setenta. Chile está lejos de eso, querido lector.

Los resultados están, Chile eligió. Casi ocho de cada diez personas, que participaron, manifestaron su repudio por la Constitución vigente y reclamaron por una nueva. ¿Usted cree que si los chilenos tuvieran miedo de la violación a la propiedad privada, no hubieran escogido por el “rechazo”? Chile quiere combatir a la desigualdad y, a su vez, darle poder al Congreso.

La actual Carta Magna le permitió a cada Presidente electo escoger los Intendentes de las regiones (provincias) a dedo, sin pasar por una elección popular. Sin embargo, esto se modificó y los cargos serán elegidos por voto popular en abril junto con la de los representantes de la C. Constitucional.

En síntesis, los mismos representantes de los grupos políticos liberales y socialistas, demócratas, indican que no hay ningún tipo de amenaza sobre la propiedad privada (atacada por el comunismo) y que Chile mantendrá la economía que viene llevando a cabo.

¿Qué pasa en América Latina? No entiendo por qué hay algunos que dicen que el comunismo renació en Chile. Hasta he llegado a ver que el maldito comunismo ya mató a Venezuela y Argentina, que intentó hacerlo con Brasil pero el poderoso Jair Bolsonaro lo derribó con una metralleta. Ahora le toca la puerta a Chile.

A Venezuela lo mató Hugo Chávez con su idea romántica de la Revolución Cubana y puso en manifiesto el socialismo bolivariano que, como todo comunismo, no funcionó. En Argentina, no se llevó a cabo ningún tipo de gobierno comunista. El fracaso es por políticas heredadas de gastar más de lo que entra, con una sociedad ciega por el odio y pérdida de objetividad.

En Brasil no hubo ningún comunismo, si eso se le atribuye a Lula Da Silva. Existió la corrupción y una política exterior que coincidió con la de Hugo Chávez y Cristina Fernández. En Chile lo único que está tocando la puerta es una sociedad que pide crecer, que quiere el equilibrio y busca erradicar la desigualdad -lo mayor posible, ya que su exterminio es utópico- sin destruir los grandes logros económicos.

Chile va al centro, mientras nosotros seguimos discutiendo cosas de los setenta. Pero como dice un periodista argentino (Andrés Oppenheimer), el cual admiro mucho, América Latina tiene la enfermedad crónica, u obsesión según él, de volver al pasado. Felicitaciones a toda la sociedad chilena y ojalá aprendamos de esto.

Recomiendo ver la despedida, como Senador, de José “Pepe” Mujica.

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