Ideología sin ideas en una sociedad débil (parte I)
Adolf Hitler no nació de un repollo, ni la sociedad alemana fue llevada a eso. El responsable de que Hitler haya llegado a donde llegó no es ni más ni menos que los alemanes. Los tiempos cambian pero podemos llegar al punto que siempre es la sociedad débil democrática la que cae en implorar líderes carismáticos y narcisistas.
Comparar a Hitler con Néstor Kirchner o Cristina Fernández es imposible. Pero en ambos casos se sostienen dos cosas: el discurso del amo y la ideología sin ideas. El nazismo, como el kirchnerismo, no tienen ideología. ¿Qué es ser nazista? ¿Qué significa ser kirchnerista? Son ideas vacías que se basan sólo en un relato.
El relato nazi es echarle la culpa a los judíos del estancamiento alemán. El del kirchnerismo es la desigualdad y la defensa de los derechos humanos que la derecha (gorila y oligarca) siempre vulneró en Argentina.
Es cierto que Alemania (nazi) tuvo un fuerte levante económico y fue más que nada por la privatización de empresas para sostener el gasto en armamento militar. Sin embargo, el nazismo nunca tuvo una teoría para la economía, confirmado por el mismísimo Führer.
La privatización de empresas alemanas también estuvo de la mano con la “cartelización”. Las empresas estaban ocupadas, en algún punto, por funcionarios nazis o allegados a ellos.
El gasto militar fue inmenso como también el intervencionismo para mantener semejante circo. Lo mismo pasó en Venezuela con el petróleo y la agenda de Chávez, no solo por el gasto público venezolano sino el gasto que implicó (y lo sigue haciendo) su política exterior: vender a Cuba, países caribeños -incluso nuestro país- petróleo a precios ridículos. Todo esto para la expansión del proyecto bolivariano en toda Latinoamérica. Agrego: en Venezuela el problema no fue solo el despilfarro, también lo fue la expropación que era más o menos igual que la cartelización nazi pero sin ningún tipo de ganancia porque se sostenía con la billetera del Estado (Chávez creía que era suya).
El kirchnerismo no tiene ideología, son oportunistas. No son peronistas, nunca lo fueron, ni en Santa Cruz cuando Néstor Kirchner salió con su candidatura a intendente. Pero el peronismo es un comodín en Argentina, no es más que una máscara. Siempre está fragmentado porque no tiene una teoría fundamental: se basa en el discurso del amo (que es el líder peronista de turno).
Confiar que el kirchnerismo defiende los derechos humanos también es ridículo. Néstor nunca recibió a alguna Abuela de Plaza de Mayo siendo gobernador de Santa Cruz cuando ellas iban a dar charlas o se hacían presentes en actos, hasta allegados a él confirmaron que tenía un gran desprecio por las Abuelas. Tampoco hicieron grandes cosas en la materia más que bajar cuadros, que como dije una vez: en Santa Cruz no bajaron ninguno. Sí promulgaron la Ley Antiterrorista, si desconoce de ella léala, que se basa en la represión a huelgas.
El país logró salir del pozo de la crisis del 2001-2002 gracias a las hazañas del Ministro de Economía, Roberto Lavagna, durante el gobierno de Eduardo Duhalde. Esto lamentablemente fue manipulado por el kirchnerismo, haciéndonos creer que Néstor fue el hombre que lo cambió todo. ¿Le suena la frase anterior? Es el libro que salió hace unas semanas. Recuerde esto lector/a: Néstor no cambió nada más que la vida de él y los de su círculo. Como a su empleado, Lázaro Báez, que pasó de un simple empleado bancario a un magnate en tan solo unos veinte años más o menos. Y sin haber inventado nada... A ver, seamos sinceros: no es Steve Jobs ni Bill Gates.
El alza en la economía argentina después del 2002 no sólo fue por Lavagna, después sacado de los pelos por Néstor porque no respondía a la obediencia debida, también el precio de las commodities que alcanzó precios récords en el mundo durante el gobierno de Nestor. Todo siempre fue a parar a la Caja, bien llamada Kaja por el periodista José Antonio Díaz. La Caja era (es) el elemento clave para sostener el proyecto nacional y popular (carente de ideas), todo se sostenía con plata, todo: desde paraperiodistas (beneficiados por la pauta oficial, como Víctor Hugo Morales) hasta actores como Rubén Enrique Brieva, más conocido como Dady Brieva.
No quiero irme muy por las ramas porque no quiero quitarle tanto tiempo a usted. Quiero concluir con lo siguiente.
El pasado lunes 12 de octubre, en Argentina se manifestaron una gran cantidad de ciudadanos. Si bien las consignas de la manifestación son variadas podemos concluir que todo todo recae en defender la democracia.
Echarle la culpa de todos los males al kirchnerismo es ver el vaso medio lleno o vacío. Con esto no quiero quitar parte de responsabilidad a los doce años gobernados por Kirchner y Fernández, su esposa, ni los meses de gobierno de Alberto Fernández. Tampoco es hacer cargo al ex presidente Mauricio Macri.
Todo lo que sucede en Argentina es por la democracia débil que tenemos. En su mayoría, la sociedad argentina se deja idiotizar por líderes carismáticos, casi todos populistas (de derecha o de izquierda, en su relato). En nuestro país las cosas no van a cambiar sino cambiamos nosotros mismos, en el fondo seguimos enamorados de una especie de monarquía porque no nos interesa involucrarnos en la política de nuestro país y es una desgracia.
Queremos ese líder que dice lo que queremos escuchar y listo, ya está. Cuando ese líder nos desilusiona decimos ingenuidades como: “robó pero hizo”, “no robó porque ya era millonario”, “no hizo porque no lo dejaron”, “es el imperialismo”, etcétera.
Pero algo en el fondo me da esperanzas y son estas marchas que no tienen color político, tienen una consigna que es defender nuestra democracia.
No quiero una sociedad que considere normal declaraciones como “unas ganas de agarrar un camión y jugar al bowling por la 9 de Julio” (si bien esto lo dijo el Dady Brieva, en Santa Cruz lo materializó Daniel Varizat -ex funcionario kirchnerista- cuando en 2007 atropelló a manifestantes docentes santacruceños). Eso no es un exabrupto, eso es incitación a la violencia, es odio (algo tan repudiado por el gobierno actual, según nuestro Presidente). Sin embargo, tampoco quiero personas opositoras al kirchnerismo que quieran hacer lo mismo pero con ellos.
Pido por una democracia real, de centro, con alternancia en el poder. Anhelo por eso, pero nunca vamos a tener gobernantes serios si no formamos una sociedad seria y ese tiene que ser nuestro objetivo.
Continuará.
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